domingo, 14 de noviembre de 2010

San Manuel Bueno, mártir. (Miguel de Unamuno)

Este es un libro que refleja cómo un pueblo mantiene su creencia religiosa gracias a su párroco, don Manuel. Este, a pesar de predicar y enseñar, no cree en lo que dice, tan solo lo hace para mantener una esperanza y una felicidad en su pueblo. Solamente saben este secreto algunas personas, entre las que se encuentra Ángela, la escritora de este texto que cuenta la vida del párroco a modo de confesión.
Don Manuel hizo grandes favores a las gentes de Valverde de Lucerna, arreglaba matrimonios, casaba madres solteras con hombres de bien para que los hijos tuviesen padre…todo el mundo acudía a su misa. Al final Ángela cuenta cómo muere delante de su pueblo en su iglesia y escuchando rezar a todo el mundo formando una única voz.
En mi opinión, es una historia que muestra unos sentimientos con unos personajes peculiares, pues no es normal un sacerdote que predique una religión sin creer en lo que predica. Creo que es una novela entretenida y que merece la pena leer. Es admirable cómo refleja sentimientos de bondad, agradecimiento y admiración.
A pesar de ser una obra breve, incluye un gran simbolismo, la montaña que refleja la grandeza, la firmeza de la fe, y el lago que se identifica con la duda. Ambos elementos aparecen a lo largo de la historia varias veces así como la nieve que cuando cae sobre el lago, sobre la duda, se disuelve y al caer en la montaña, en la fe, se une creando una capa que perdura.

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